miércoles, 2 de febrero de 2011

¡Que llega el Bonus!

 
Parece que llega el Bonus... la gente se pasea más y las miradas y las sonrisas son más recurrentes, como si la vida interior no fuera durante este mes tan interior como otros meses. Hay más nerviosismo, más corrillos que miran a derecha e izquierda mientras hablan y las dos plantas del garaje siguen casi llenas un viernes a las 5 de la tarde. Pero sobre todo hay un silencio espeso, como esos dias que vaticinan tormenta y en los que termina doliendote la cabeza, y por los pasillos sólo se oye el "tic, tic, tic" de las muletas, ¡y es que este año el esqui ha hecho estragos en el banco! y unos y otros dejan aparcados los partes de baja y se arrastran como pueden por eso de que "no es buen momento para no estar". Durante todo el mes de enero y parte del de febrero hasta el: "¡ha sido niño!", el ambiente del edificio me recuerda a un corazón con arritmias; se trabaja por impulsos emocionales: pumpumpum........pum....pumpum.................., dependiendo de si te has levantado con el pie derecho y te sientes optimista, o si el jefe te ha sonreído o ha sonreído más a tu compañero de la derecha, depende de si las miradas de los responsables son huidizas o directas... depende, depende, depende...
 
Y yo me cuestiono cada año la eficacia, rentabilidad laboral y las ventajas e inconvenientes de este sistema retributivo que está empezando a distorsionar las actitudes en lugar de incentivarlas.
 
Hay quien piensa que la concesión de los "Bonus" tiene los días contados y, mira por donde, puede que esa gente no esté tan equivocada como parece, aunque por algo muy distinto a lo que creen. Por ejemplo, ¿por qué hay que dar un Bonus a quien lo hace bien en lugar de penalizar a quien lo hace mal?
Id pensándolo.
 
Blas de Lezo
 

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