domingo, 1 de enero de 2012

Tengo un bajón….









Parecía que después del team building, que ya estoy preparado para contaros con más objetividad, mi vida había adquirido otro significado porque fui capaz de verme a mí mismo con cualidades directivas aunque, ¡eso sí!, a mis jefes con cualidades de empleado… la perfección solo está en manos de Dios.

Finalmente no nos fuimos al campo, ni a una casa rural, ni pudimos disfrazarnos de templarios; nos metimos como piojos en costura en una sala de reuniones de un NH que está cruzando la calle. Cuando vimos el escenario se nos quedó la misma cara que al concursante Mario, del programa de Carlos Sobera, cuando Remedios Cervantes le hace perder 5000 euros... No tengo nada contra los NHs ¡Dios me libre! pero realmente al ver las botellitas pequeñas de agua Bezoya y los cuadernos de espirales con los bolis tan seriecitos al lado, me vine abajo y pensé: ¡esto sí que es un “trending topic” de Twitter...!

Pero “trending topic”, lo que se dice “trending topic” fue cuando empezaron los juegos. ¡Madre del amor hermoso! que dicen en mi pueblo. ¡La que se montó! ¡Qué guirigay! Un jefe se marchó dando un portazo, otro se cruzó de brazos mirando a la pared con ese aire de niño enfurruñado de “pues-yo-ya-no-juego”, otro gritaba ¡organizaos, organizaos! como si fuera tan fácil...y el cuarto perdió la voz... vamos, digo yo que la perdería porque no volvió a decir nada en todo el día. Yo, hubo un momento en el que pensé que se había vuelto catatónico y me acordé de aquella sala de locos de la película de “Alguien voló sobre el nido del cuco” y me sentí como Jack Nicholson: un pelín above average... y pensé ¡joooo, lo de hacer un team building es genial!, se ve perfectamente quién sirve para organizar, para mandar o para gestionar equipos.

De todo hubo en la viña del señor... hubo gente que en momentos de tensión se retiraba del follón con la nariz metida en su Blackberry, otros que aprovechaban para “¿profe me deja salir que me hago pis?”, hubo gente que sólo repetía una y otra vez “¡autocrítica, autocrítica, necesitamos autocrítica!”, mientras otras voces se enfadaban “¡escuchadme! ¡a mí nadie me hace caso!” o en cambio “esto está muy bien” echando miraditas y aleteándole las pestañas a los jefes...

Pero quien yo creo que ha dejado definitivamente la actividad de organizador de team buildings ha sido el que vino a liderar el nuestro. ¡Pobre chaval! Estoy convencido de que está en terapia en estos momentos para interrumpir los tics que le han salido después de conocernos...

Entre los juegos de la mañana y los juegos de la tarde nos fuimos todos a comer juntos pero la comida resultó un poco tensa, la verdad, porque parecíamos todos enfadados. ¿Será eso lo que se persigue? ¿Un enfado general? ¿Una catarsis? ¿No decían que la idea era salir queriéndose muchísimo los unos a los otros como si de un versículo evangélico se tratara? Pues quererse lo que se dice quererse no ha resultado, pero eso ya lo sabía yo desde que en el colegio jugamos una vez al juego de las verdades y Rodriguez terminó sangrando por la nariz de un puñetazo.

Pero lo más duro fue cuando regresamos “de querernos” y de “jugar” porque necesité de toda mi fuerza de voluntad y tuve que hacer un acto de contención para volver a sentarme en mi silla, ante mi pequeña mesa y meter mi password en mi ordenador, porque lo que realmente creo que yo merecía era ocupar un despacho y embalar, como en las pelis, los objetos de mi predecesor al grito de:
¡Llamen a seguridad y acompáñenlo a la salida!


3 comentarios:

  1. ja, ja, ja!!! enhorabuena. esto pone de manifiesto q los adultos somos niños crecidos a los q nadie les da dos hostias a tiempo.

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  2. Pues no se que te esperabas!!!
    Al final lo importante es que el consultor se llevó la pasta... y el que le había contratado su favor eterno.

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